¿Hasta dónde puede llegar la
desigualdad? Esta es una pregunta que, quizás, no pueda responderse. Épocas
atrás la desigualdad estaba en todos los ámbitos: educación, trabajo, vida
cotidiana… Se podría considerar como una de las barreras más arraigadas a
nuestra sociedad, una sociedad caracterizada por un claro machismo y un patriarcado. Sin embargo, poco a poco se ha
ido eliminando estos obstáculos.
Las desigualdades no solo se han
dado entre hombres y mujeres (aunque esta es la que más predomina); también se
ha dado entre hombres y hombres, mujeres y mujeres, clase social, etnia…
Es aquí cuando el educador/ra
social entra en acción. El educador/ra social tiene que poner medios para que
estas desigualdades no se den. En muchas ocasiones, por no decir en todas, de
la desigualdad se pasa a otro concepto, en mi opinión, mucho peor: la
discriminación. La discriminación es algo de gran relevancia y que no debemos
dejar de lado.
Está en nuestras manos poder
cambiar un mundo en el que estos conceptos (desigualdad y discriminación) están
a la “orden del día”; pero ya no solo
es competencia de los educadores/ras sociales sino que debería de estar
presente en todos los ciudadanos. Nunca se puede saber si dentro de unos años serás
tú el discriminado, el que tenga problemas para poder alimentar a sus hijos o
simplemente el que tenga unas desigualdades en su trabajo por el simple hecho
de no ser el amigo del hijo del dueño de la fábrica en la que trabajas.
Termino esta entrada con un gran
nombre, con una gran persona, con alguien que lucho por prescindir del concepto
“desigualdad”: Mahatma Gandhi. Él ha sido, es y será una persona que siempre
recordaremos por muchas de sus más celebres frases. A continuación, os dejo un
video con algunas de sus expresiones más famosas.
Frases de Mahatma Gandhi. Fuente: El Estabilizador
